El mes de abril ha sido para todos bastante complejo, pues además de continuar una pandemia, cuyas consecuencias se han ido multiplicando, tuvimos que enfrentar un evento muy tenso como las elecciones presidenciales.
Después de pasar por una nueva cuarentena en el mes de febrero, el mes de marzo trajo consigo un alza en contagios de COVID – 19, los cuales se continúan viendo día a día y cada vez más cerca a nuestro entorno. Esto, con obvias razones, se volvió en una preocupación prioritaria para todos los peruanos y como tal trajo consecuencias emocionales, las cuales variaron entre una baja del estado anímico, disminución de tolerancia frente a la situación, aumento de casos de ansiedad y depresión, entre otras.
Pese a ello, se encontraba también la situación política (próximas elecciones presidenciales), pues no solo nos preocupaba el futuro del país, sino también el alto riesgo de contagio que significaba ir a votar. Y una vez que se conocieron los resultados, se sumaron otras preocupaciones, ya que se comenzó a analizar el posible futuro de nuestro país, lo cual mentalmente terminó por sobre cargarnos y agotarnos hasta el día hoy.
Frente a todo lo acontecido, en primer lugar, es importante reconocer que es normal que nos sintamos afectados. No debemos sentir culpa o debilidad por aceptar que nuestros niveles de tensión, ansiedad o estrés nos han sobre pasado y, como consecuencia, estén afectando también nuestra vida diaria. Por el contrario, el primer paso oportuno que podemos realizar es reconocer que no nos sentimos bien y validar este estado.
Es importante también que sepamos discriminar hasta qué punto estas situaciones nos están afectando, pues cuando sentimos que se han visto implicadas nuestras rutinas diarias o capacidades necesarias para desenvolvernos en la cotidianeidad, es oportuno dar el siguiente paso, el cual que es buscar ayuda profesional. Me refiero a un especialista en salud mental, sea una psicólogo o psiquiatra, que pueda guiarnos brindarnos herramientas o estrategias oportunas para poder hacerle frente a la problemática.
No debemos olvidar que somos seres humanos y como tales todo lo que suceda en nuestro entorno nos va a impactar emocionalmente de alguna manera. Cada persona puede sentir los efectos de diferentes formas como por ejemplo,
- Aparición de pensamientos negativos, futuristas y anticipatorios que angustian y tensan a la persona.
- Afecciones fisiológicas como dolores corporales que aparecen de un momento a otro, sin causa médica; insomnio, pérdida del apetito, dolores de cabeza, presión en el pecho, entre otras.
- A nivel emocional se puede ver un aumento de reactividad, mayor irritabilidad, desánimo, apatía, desesperanza, entre otras.
Pero, qué cosas podemos hacer para prevenir llegar a este tipo de problemáticas si tal vez me encuentro en una etapa menos intensa, donde siento estrés, pero aún lo puedo controlar. Aquí les comparto algunos tips que les pueden ser útiles:
- Practicar deporte 3 a 4 veces por semana ayudará a que el cuerpo libere tensiones y la mente encuentre otro mecanismo de desfogue emocional.
- Comer saludable: la alimentación cumple un rol muy importante en nuestra salud mental. Puede que nos estemos intoxicando con comidas poco saludables sin darnos cuenta.
- Dormir mínimo 7 horas diarias. Si ya estamos entrando a un cuadro de estrés es importante que cuidemos nuestro sueño, pues es durante este periodo que nuestro cerebro podrá descansar y así revitalizarse para iniciar nuevamente con las actividades del día siguiente. Si no lo hacemos, cargaremos con un cansancio constante que no nos permitirá ser lo suficientemente productivos y esto nos terminará por estresar más.
- Darnos momentos para realizar actividades que disfrutemos. Por lo general tenemos la costumbre de creer que cuanto más estresados estamos, más tenemos que trabajar, pero esto es una idea ERRADA, pues lo único que conseguimos con esto es que el cerebro se agote más y colapse. En cambio, si nos damos tiempos de descanso, donde podamos realizar alguna actividad que disfrutemos como ver una serie, salir a caminar, conversar virtualmente con amigos, le estaremos dando algo similar a una “recarga de energía” a nuestro cerebro, lo cual nos permitirá continuar posteriormente con nuestras responsabilidades y de forma más productiva.
Entonces, todo depende de nosotros. De aceptar y reconocer cuán afectados nos sentimos emocionalmente y hacer algo al respecto para que nuestra salud mental no se siga viendo afectada. Recordemos que si nosotros no estamos bien, nada de lo que hagamos lo estará.
La salud mental es nuestra responsabilidad.