No es fácil el camino para convertirnos en músicos. Mientras más estudiamos, nos damos cuenta de la cantidad de tiempo que debemos invertir en nuestra práctica diaria para poder observar cambios y mejoras en la ejecución de nuestro instrumento. Pasar por el intento-error puede ser frustrante en muchas ocasiones, y puede ser que algunos cambios tomen más tiempo del que creemos en ser visibles, sumado a eso, muchas veces las personas que nos rodean no terminan de comprender lo importante que es practicar con nuestro instrumento y se quejan por la “bulla”, lo cual, en ocasiones, genera que no nos sintamos libres de tocar o cantar (sean vecinos o personas que viven con nosotros).
Si alguna vez has pasado por algo así, déjame decirte que no estás solo, y es algo que los músicos solemos experimentar. Sin embargo, no debemos dejar que estas cosas nos desanimen a seguir haciendo lo que tanto nos gusta; es decir, música.
Dos términos que son muy importantes conocer para poder manejar de mejor manera estas situaciones son: La estamina y la resiliencia. La estamina es nuestra capacidad de tolerancia o resistencia ante alguna situación. Pero, si hablamos de tolerancia, es importante conocer primero, qué cosas debemos tolerar durante nuestras prácticas y qué cosas no.
Por ejemplo, en el caso de los cantantes (en quienes me concentraré en este artículo), algo que debemos tolerar en nuestros ensayos, son las cosas que podemos mejorar con el tiempo, por ejemplo: los nervios, los riffs and runs o coloraturas, la dificultad para cantar notas agudas o para conseguir un buen apoyo. Algunas cosas que no debemos tolerar son el cansancio o el dolor. Si nuestro cuerpo nos pide parar, debemos hacerlo, y si es necesario ir al doctor porque algo nos duele al cantar o al tocar, debemos de darle la debida importancia.
Aclarado eso, para tener estamina o resistencia, debemos ser consistentes con nuestras prácticas. Un error que solemos cometer es pensar que nuestros resultados deben ser siempre los mismos, que siempre tienen que cumplir un standard. Pero debemos entender que nuestro cuerpo no se va a sentir igual todos los días, que hay situaciones que nos van a afectar y no van a permitir que obtengamos el mismo resultado, nuestra voz o nuestros instrumentos no van a sonar igual todos los días, puesto que no somos máquinas, somos personas que experimentan diversas situaciones que nos afectan. Por eso debemos recordar que la práctica es lo que tiene que ser consistente, no nuestros resultados.
Por otro lado, no debemos tener miedo a equivocarnos mientras estamos practicando. El error es una oportunidad de aprendizaje si lo sabemos reconocer, solo de esta forma nos damos cuenta de cómo lo podemos hacer bien. Supongamos que queremos aprender a jugar tiro al arco, y la primera vez en tu vida en la que coges un arco y una flecha, le das al blanco, ¿sabes en realidad como lo lograste? ¿Es posible volverlo a hacer sin saber cómo lo conseguiste? El error nos permite ver qué cosas podemos mejorar, para que cuando alguien nos pregunte ¿cómo lo hiciste?, digamos “Sé exactamente como lo hice, porque me equivoqué muchas veces y aprendí qué cosas mejorar para hacerlo bien”.
Cuando nos concentramos solo en el resultado, puede que experimentemos desánimo, por eso es importante no ser duros con nosotros mismos, seamos disciplinados, analicemos cómo vamos y tomemos un paso proactivo hacia nuestras metas, y recuerda, sólo la disciplina y la técnica nos ayudarán a superar de mejor manera esos días en los que sentimos que no estamos cien por ciento conectados.
La resiliencia, por otro lado, hace referencia a la capacidad que tenemos los humanos para superar las adversidades, y hay 3 características que tiene una persona resiliente, las cuales mencionaré para que podamos tenerlas en cuenta cuando sintamos que estamos atravesando por algo que parece que no podemos superar.
En primer lugar, la persona resiliente sabe que las cosas malas pasan. En la vida hay altos y bajos, nadie tiene una vida perfecta como las que vemos en instagram o facebook. La realidad es que todos pasamos por momentos duros muchas veces, y es importante reconocer que esto nos puede pasar.
Ahí viene nuestro siguiente punto: Ten cuidado con donde pones tu atención. Es muy fácil dejarnos llevar por ese dislike en un post tocando o cantando, algún comentario negativo u ofensivo de alguna persona mala que entró a nuestro post, o un vecino que nos calló o llamó a serenazgo mientras practicábamos. Las personas negativas existen, pero cuidemos donde ponemos nuestra atención, recuerda ¿por qué estás estudiando música? ¿qué te hace sentir? ¿qué quieres lograr con tu arte? siempre vamos a encontrar a alguien que va a agradecer que hagamos música, que demos un mensaje, enfócate en las cosas positivas y sigue adelante.
Por último, una persona resiliente es capaz de evaluar la gravedad de cada cosa negativa que sucede. Esto quiere decir que son capaces de darle la importancia necesaria a cada cosa, y no sacarla de proporción. Para ejemplificar, pensemos en un cactus. Este sólo puede hacernos daño si nos acercamos a él. Pero si vivimos asustados solo porque existen, lo estamos sacando de proporción, y vamos a vivir con un miedo que no nos va a permitir ver las cosas buenas que pasan en la vida. Permitámonos disfrutar de las cosas buenas y estemos atentos a las cosas que sí requieren de nuestra atención inmediata, como las cosas que podemos mejorar en nuestros ensayos. Tomemos el paso proactivo hacia nuestras metas y disfrutemos del proceso de aprendizaje.
Referencias:
Hone, L. (2019) “The three secrets of resilient people”
Escrito por: Karla Rabanal Araujo (Coordinadora de Canto)
Fotografía: Jonathan Jacobsen