Como músicos nos enfrentamos constantemente con situaciones que demandan de nosotros un gran nivel de atención y precisión en nuestros movimientos. Y, como es esperable, nos topamos a menudo con ejercicios, piezas o canciones que, sin importar cuántas veces lo intentemos, no podemos resolver en ese momento. En esta oportunidad, quisiera ofrecer una estrategia que a mí me resulta particularmente útil cuando me veo atrapado en este tipo de situaciones.
Antes de volver a repetir por tercera o cuarta vez ese pasaje que nos parece imposible, tal vez sea más sensato dejar todo lo que estemos haciendo por un momento y hacernos la siguiente pregunta: ¿cómo es nuestra respiración en este momento? Quizá sintamos que nuestra respiración es corta y agitada, como si nos faltara un poco el aire o como si hubiéramos estado sin respirar por un buen tiempo. Ahora que nos hemos permitido tomar una pausa, ¿qué tan claramente percibimos el movimiento que ocurre en todo nuestro cuerpo mientras respiramos? Tal vez no nos habíamos detenido a pensar en ello hasta que leímos estas líneas. Sin embargo, lo cierto es que detenernos a observar nuestra respiración despierta casi automáticamente en nosotros un estado de conciencia diferente. Este estado, agradable para algunos, extraño para otros, nos acerca un poco más al aquí y ahora y nos permite entender más claramente cómo nos estamos organizando en cuerpo y mente al momento de tocar.
Nuestra respiración no solo nos da pistas de nuestro estado psicoemocional, sino del estado general de todo el cuerpo. No es una coincidencia que, al estar frente a una situación adversa, nuestro ritmo respiratorio cambie notoriamente. Evidentemente, una persona que esté realizando algún esfuerzo mental o físico más alto al que esté habituado respirará de una manera muy diferente a una persona que se encuentre descansando plácidamente. De la misma manera, una persona con mucha tensión a nivel del cuello y el tórax tendrá una respiración mucho menos libre y fluida. Teniendo esto en consideración, ¿qué tanto cambia nuestra respiración cuando tocamos ese pasaje musical que no nos sale? ¿Somos capaces de mantenernos atentos a nuestra respiración mientras tocamos? ¿O hacer ambas cosas se nos hace algo imposible?
Hacer este pequeño experimento nos permite saber con qué grado de claridad mental, emocional y física nos estamos aproximando al problema en cuestión. Una vez establecida esta conexión más clara con nosotros mismos, podemos empezar a examinar de manera más objetiva la calidad de nuestros movimientos y nuestra postura. Usemos este nuevo estado de conciencia para decidir de manera asertiva el siguiente paso a tomar para desgranar aquel pasaje difícil. La próxima vez que te sientas atascado en tu estudio musical, detente, respira y escúchate.
Escrito por: Diego Flores (Coordinador de la Especialidad de Cuerdas Pulsadas)
Fotografía: Jonathan Jacobsen