A lo largo de los años en la educación, la importancia del ámbito académico ha prevalecido, centrándose en el desempeño que los alumnos alcanzan, lo cual ha sido medido por puntajes cuantitativos hasta el día de hoy. Si bien este modo de evaluación cuenta con un sustento adecuado y sólido, el éxito de los estudiantes no solo depende de este sino de otros factores que involucran sobre todo el área emocional.
Si bien la Escuela de Música Tempo inició como una institución educativa cuyo principal objetivo fue enseñar música, con el paso del tiempo se reconocieron otras necesidades importantes para el desarrollo de los alumnos, las cuales iban más allá de conceptos teóricos e incluían habilidades intrínsecas que les permitiera ser mejores profesionales. Entre ellas se encontraban la formación en valores y el poder brindar a los alumnos un soporte emocional. Frente a ello surgió la idea de crear un Departamento Psicopedagógico con el fin de llegar a reconocer las potencialidades cognoscitivas, afectivas y sociales de los alumnos para fortalecer su desenvolvimiento. Así fue como se empezó a trabajar un reto que consistía en fusionar el área académica con la psicopedagógica, buscando que el aprendizaje se de en las mejor condiciones posibles y de manera más apta.
Para lograr esta nueva meta se realizó un trabajo que involucró tanto a los estudiantes como maestros y personal administrativo, pues todos debían estar inmersos para poder ejecutarla. En el caso del personal docente y administrativo se realizaron capacitaciones constantes con el objetivo de lograr que cuenten con las herramientas necesarias para incluir en sus sesiones de clases aspectos socioemocionales. Por otro lado, a los estudiantes se les brindó seguimiento constante y un apoyo personal para los casos que requerían mayor atención.
Y cuando todo estaba encaminado nos tocó enfrentar un cambio repentino por la pandemia y el año 2020 se convirtió en un reto bastante grande. En primer lugar porque tuvimos que enfrentar una situación para la cual no contábamos con un plan y nos vimos obligados a tomar decisiones de forma inmediata. Sin embargo, fue posible adaptarnos a las dificultades, modificando nuestro sistema a una educación virtual, para lo cual se reestructuraron todos los programas, incluyendo al Departamento Psicológico, pues consideramos que el aspecto emocional era uno de los más afectados durante la crisis vivida. A partir de ello se brindó apoyo a todo el personal, considerando que de su bienestar dependía el de nuestro alumnos y fue en ese momento donde reconocimos y valoramos mucho más el valor agregado de la escuela, pues este apoyo fue más que necesario para toda la comunidad, la cual involucra también a las familias.
Sin lugar a dudas lo vivido en el 2020 nos marcó, pero sobre todo nos enseñó, permitió seguir mejorando y seguir apostando por un desarrollo integral.
En definitiva nada volverá a ser como antes, pero sí puede ser mejor. Todo depende de que sepamos reconocer lo aprendido en este tiempo y sigamos potenciando aquellas áreas que descubrimos que debían ser valoradas y trabajadas.
Hoy la Escuela de Música TEMPO tiene mayores retos por enfrentar, pero lo continuaremos haciendo de forma integral, buscando formar personas a través de la música, priorizando su desarrollo socioemocional.
Escrito por: Psi. Luciana Barahona (Coordinadora del Departamento Psicopedagógico)